Artículo publicado en el nº179 de la revista Bonart.
La Sala Parés inicia una nueva etapa que apuesta claramente por la contemporaneidad vez que conmemora su 140 aniversario con una exposición retrospectiva que recupera algunos de los más grandes artistas que han pasado por sus salas.
Pasado.- La muestra, titulada Memoria, es fruto de un proceso de selección y búsqueda muy cuidado que ha buscado piezas singulares tanto por su calidad como por su historia. Entre el medio centenar de obras, encontramos la primera que Ramon Casas presentó en la sala con sólo 16 años –San Hilari, un jovencito al lomo de un asno de pincelada impresionista que recuerda también a Corot- y la última de Josep Roca Sastre -el suelo de un pasillo del ensanche barcelonés donde cuelgan un mantel que el artista no tuvo tiempo de terminar-.
Divida en tres etapas diferenciadas, la exposición hace un recorrido por los primeros 110 años de vida de la galería, desde 1877 hasta 1988, cuando hubo un cambio de rumbo fagocitado por el relevo generacional. La primera va desde la construcción de un espacio anexo al negocio familiar de enmarcado concebido ex profeso para la exhibición de obras de arte. Es el momento del anecdotista de regusto afrancesado y pompier Romà Ribera. También de una segunda oleada de carácter realista y menos autocompleciente enmarcada por los paisajes rurales de Ramon Martí Alsina o de Joaquim Vayreda.
La segunda etapa (1890-1925), iniciada el año de las primeras exposiciones individuales y la primera muestra colectiva de la tríada Rusiñol-Casas-Clarasó, surgió de la voluntad de presentar las últimas tendencias y seguir la evolución pictórica de los artistas a la vanguardia estética como Anglada Camarasa, Mir o Nonell.
Finalmente, el tercer momento comienza en 1925, año en que los hermanos Joan Anton y Raimon Maragall toman el relevo del negocio -entonces en horas bajas- y lo redirigen apostando firmemente por artistas jóvenes que seguían una línea de trabajo de tendencia figurativa. Con ellos estaba un compromiso de exclusividad, algo entonces insólito, enfocado a fidelizar la relación con y entre creadores y coleccionistas.
Presente.- Ahora, después de la reciente incorporación de Helena Maragall, algunas reformas en el interior y con la fusión de Sala Parés y Galería Trama, la histórica galería aún el futuro apostando más que nunca por la contemporaneidad.
En estos catorce décadas las cosas han cambiado mucho y el panorama actual poco se parece al de 1877. Esta última década ha sido «el peor momento del arte desde la posguerra, algunos se han quedado por el camino y otros hemos aguantado» – explica Joan Anton Maragall, director de la galería desde hace tres décadas. Si bien ha habido una crisis económica global, «la situación del mundo del arte aquí es anormal si la comparamos con Europa. En otras cuestiones los país no es tan periférico como lo es en arte, no hay ningún país europeo donde todo lo que gira en torno a la cultura esté tan precarizado. el sistema de galerías se encuentra con un mercado local paupérrimo sustituido sólo parcialmente por un mercado exterior. No hay una ley de mecenazgo, el IVA es más caro que en otros países, los museos e instituciones no están dotados de recursos para comprar… las instituciones públicas deberían ser las primeras en dar ejemplo de coleccionismo adquiriendo obra de su tiempo y contexto. Aquí los museos les faltan recursos pero sobre todo «cariño» de las administraciones públicas.
Y qué pasa con compradores y coleccionistas? «Tampoco las iniciativas privadas pueden sustituir la falta de apoyo de los programas públicos. La cifra de compradores no ha caído pero tampoco ha crecido. La sensación es que en los últimos nueve años los futuribles compradores no han tenido el nivel de ingresos de sus padres, pero más allá de los factores económicos se manifiesta un cierto desinterés. Por un lado, han tenido una educación tanto familiar como académica muy despegada del arte. Por el otro, el arte no está socializado. En esto los medios de comunicación juegan un papel fundamental: el arte tiene un peso nulo y esto es nefasto. Si te gusta el arte acabas siendo un friki del arte.
Y las ferias? «Las ferias son hoy por hoy uno de los grandes temas de debate en el seno de la profesión» – asegura Joan Anton Maragall. «Habrá cambios en el sentido de cómo se deben posicionar las ferias y galerías. Actualmente parece que prevalece la tendencia a reducir el número de ferias a las que asiste una galería, las ferias han vivido el momento de máximo esplendor y ahora se intuye un cierto ralentí. Las grandes marcas continuarán porque es un circuito alimentado por un coleccionismo de muy alto nivel. También aquellas ferias de carácter más local pero muy bien pensadas, no caras y que se dan en un contexto relajado pueden tener un futuro «.
Futuro.- El hoy es gris oscuro pero, y el mañana? «Tenemos mucho terreno a ganar y recuperar, si hacemos las cosas bien nos podemos acercar al modelo alemán u holandés. Hay una ventana de oportunidades inmensa. El Gallery Weekend, por ejemplo, está apostando clarísimamente para difundir el galerismo como un hecho social y cultural propio de esta ciudad. Tendríamos, sin embargo, que hacer un esfuerzo para abrir más nuestras puertas. Todavía hay gente con miedo a entrar en las galerías. Si entendemos nuestro rol de acoger tanto a compradores como no compradores quizás nos iría mejor. Tenemos una presión enorme pero también es verdad que deberíamos dedicar más tiempo a lo que quizás no nos da un fruto inmediato pero que afianza nuestra función social. Tenemos que trabajar más en promoción y difusión para buscar la capilaridad de este teijido. Es absolutamente necesario que la gente entienda que el arte es un servicio social. La cultura es el eje vertebrador de la sociedad y hace posible la convivencia. La cultura es un elemento de ligazón importantísimo, es un diálogo y una reflexión compartida donde uno puede hablar y emocionarse … Y dentro de la cultura, las artes visuales son un elemento fundamental «.