Artículo publicado en Núvol-Digital de Cultura.
En el número 23 de la calle Ricard encontramos Àcid Sulfúric, espacio expositivo y laboratorio de proyectos capitaneado por el pintor Miguel Ángel Pascual y la historiadora de arte Cristina Mercadé que une crítica, humor y actualidad. En menos de un año de vida, ha dado a luz dos exposiciones de temática tan candente como espinosa: la corrupción y la independencia.
Y las dos primeras muestras de Àcid Sulfúric no eran ni una exposición individual ni una muestra colectiva, sino un dúo: el equilibrio perfecto entre el soliloquio y el canto coral. Primero fue la pareja Claudio Marrero&David Curto a Corruptio optimi, pessima est (locución latina que significa que la corrupción de los mejores es el peor que hay). Después ha llegado el turno de Enrique Font&Gonzalo Rueda en Independencia. Si en música los dúos siempre funcionan, Àcid Sulfúric demuestra que en arte también.
Dicen sin miedo a equivocarse que la derecha del Poble-Sec es una página en blanco a punto de convertirse en zona caliente enlazada con el hub artístico de Montjuïc: el Museo Nacional, el CaixaForum, el Pabellón Mies Van der Rohe, la Bullipedia o la Galería Carles Taché… «la existencia de un tejido da más fuerza», por eso los motivó que ya hubiera otra galería – Projektería [Art Gallery] – en el número diecinueve de la misma calle. Crear complicidades y hacer una propuesta cultural conjunta que impacte directamente en el barrio y en la ciudad es el axioma.
Con un lenguaje cercano y cargado de ironía buscan huir de conceptos abstractos y del exceso de teoría para tratar temas vox populi. «No puedes abrir sólo por el crítico y el curator». Romper la barrera entre coleccionistas / no coleccionistas para que el público supere el prejuicio de que el arte es caro es uno de los objetivos. Por eso tienen obras que se mueven entre el 1 € y los 3.000 €: pinturas, serigrafías, collages y también postales, camisetas o gorras. ¡Warning: No es merchandising!
En Àcid Sulfúric prefieren las exposiciones cocidas a fuego lento, para que los artistas suelten el jugo bien despacito. Con Marrero&Curto y Fuente&Rueda han trabajado codo a codo durante casi un año. Fruto de este compromiso directo y de la voluntad de apoyar a los que hace tiempo que se dedican a esta profesión, han apostado por artistas mid-career con los que tienen, además, afinidad generacional. Saben que es difícil empezar pero que aún lo es más mantenerse. El intrépido Claudio Marrero, por ejemplo, estaba dedicándose plenamente a la docencia cuando decidieron invitarle a participar en la exposición inaugural.
Conscientes de tener muchos elementos en contra -la crisis económica, la coyuntura política, el mercado raquítico del arte … – Miguel Ángel Pascual y Cristina Mercadé tienen claro su gran aliado: la experiencia. Entre ambos suman más de cuatro décadas en el mundo del arte. «A pesar de que como galeristas todavía llevamos la L detrás, estamos yendo de lo más pequeño hacia el infinito y más allá», dicen. Está claro que Àcid Sulfúric promete convertirse pronto en un compuesto químico altamente corrosivo.